Saber qué ver, qué visitar y qué hacer cuando viaja a Tetuán
Tetuán que en árabe significa "los ojos" o "las fuentes". En ocasiones conocida con el sobrenombre de "La paloma blanca", es una ciudad del norte de Marruecos, ubicada junto al Mediterráneo.
Información sobre Tetuán
Tetuán, antigua capital del Protectorado español en Marruecos, guarda el encanto de las ciudades provincianas españolas. Con el ensanche, la plaza de Mulay el Medí (antes “de Primo”), la iglesia de Nuestra señora de la Victoria, el casino español, el edificio de correos, y la arquitectura modernista y regionalista de sus fachadas en blanco y forja, Tetuán parece haberse quedado sumergida en una época pretérita.
Viajar a Tetuán nos permite acercarnos a conocer parte de esa historia de España, que tan bien ha reflejado la novela de María Dueñas, de El tiempo entre costuras. De hecho, al pasear por el ensanche, casi que se echan de menos las tertulias de caballeros en el círculo español o el té de las señoras en la cafetería de turno. Al pasar por la puerta de la iglesia, casi que espera uno escuchar las campanas, cosa que ya no ocurre desde 1956, cuando salimos de Tetuán para no volver. Aún así todavía queda presencia española a través del Instituto Cervantes, el colegio español Jacinto Benavente, el Centro de formación profesional o el instituto.
Incluir una visita a Tetuán en un viaje por el norte de Marruecos es fundamental. Tetuán conserva una de las medinas mejor conservadas y más auténticas del país, catalogada dentro del patrimonio de la Unesco desde 1997. Con sus callejuelas, arquillos, adarves, puertas, murallas, mezquitas y pequeños negocios populares, la medina de Tetuán es una pequeña joya, que incluso cuenta con sus tenerías, donde todavía hoy se curte y conserva el cuero con el que luego fabricarán bolsos, babuchas, carteras, etc. La medina, cuenta con cinco barrios diferenciados, siendo uno de ellos el Mellah o barrio judío, que tiene su propia idiosincrasia, con sus casas con balcones y ventanales, fundado por los sefardíes que llegaron hasta aquí en su diáspora desde España en el siglo XV. La calle de la luneta es el centro neurálgico y comercial del barrio judío.
Anexo a la medina, encontramos el Palacio del Rey, antiguo Palacio del Jaliffa del siglo XVII y sede del Alto comisariado español durante el protectorado, que se abre a una gran explanada, antigua plaza o foro, remodelada y digna de recibir al séquito real y su guardia, escenario de paradas militares y espacio de juegos para los niños tetuanís cuando el rey no pernocta en la ciudad. De gran suntuosidad, como todas las propiedades reales, destaca este palacio por su estilo hispano morisco y por estar en el centro neurálgico de la ciudad, pegada al souk o mercado.
Tetuán es blanca, la Paloma blanca la llaman. Desde la carretera asoma desbordándose por la ladera del monte que la abriga y sujeta. Sus casitas en cascada, blancas sobre el fondo verde, son una estampa digna de ver. Sobresalen en la ladera, destacándose en el horizonte, los torreones del antiguo recinto amurallado y de la Alcazaba. Tetuán es una ciudad bulliciosa los días de mercado, cuando acuden los pequeños agricultores a vender sus productos, color de la tierra a manos llenas, producto de la fertilidad del valle y de los acuíferos que lo riegan.
Pero Tetuán también es reposada, cuando al caer la tarde pasean por el ensanche las familias, con sus niños vestidos con el traje de los “domingos”, y se escucha de fondo el murmullo del muecín, abrazados por la brisa que llega desde la cercana costa mediterránea.